Una imagen de archivo del acusado
Philippe Padieu parecía un hombre encantador, carismático... Así al menos lo creían las seis mujeres que mantuvieron relaciones sexuales con él entre 2005 y 2007; si no fuese porque desconocían que era portador del virus del sida y que les estaba contagiando deliberadamente. La condena a 99 años de cárcel que se le impuso en 2009 fue la primera de este tipo en el estado de Texas (EEUU) y la revista 'Proceeding of the National Academy of Sciences' revela esta semana las claves que lo hicieron posible.
El fiscal de este caso, que movilizó mediáticamente a todo el país, llegó a calificar a este hombre de 53 años y de origen francés como "una bomba de relojería, un arma letal". La sentencia consideró probado que en septiembre de 2005 conoció los resultados de unos análisis que le indicaron que era portador del VIH, pese a lo cual siguió manteniendo relaciones sexuales sin protección con varias de sus conquistas, que ignoraban esta circunstancia de riesgo. Las seis resultaron infectadas en el transcurso de estos dos años.
Pero fue un análisis de laboratorio llevado a cabo por el equipo del doctor Michael Metzker, del Centro de Secuenciación del Genoma de la Universidad de Texas, el que dio la clave científica e irrefutable para poder condenarle.
Según explican esta semana en la revista científica, un análisis doble ciego de las muestras del virus que se tomaron a Padieu y a sus seis víctimas, permitieron confirmar mediante una prueba genética que él era el origen de todas las infecciones; él era el 'caso índice' de esta macabra cadena.
Un virus 'mutante'
La cuestión no era fácil si se tiene en cuenta que los portadores del VIH no tienen una sola cepa del virus en su organismo, sino que éste tiene una enorme capacidad de mutar cada vez que se replica y genera nuevas partículas virales (denominadas viriones). Sin embargo, cuando el VIH se transmite a un segundo individuo, se produce una especie de 'cuello de botella' (como ellos mismos lo denominan) en el que el receptor sólo recibe uno o dos tipos de virus diferentes.
"Esto significa que incluso aunque el virus del sida muta rápidamente en el organismo [lo que explica su capacidad para 'escapar' a las terapias], el 75% de las infecciones procede de una única cepa, por lo que hay una especie de virus 'ancestro' o progenitor de toda la descendencia", explica el doctor Metzker.
La reconstrucción de esta secuencia infecciosa en las siete muestras (los investigadores desconocían cuál procedía del acusado y cuáles de las mujeres) permitió determinar que una de ellas era el 'origen' del resto. Cuando 'abrieron' el ensayo observaron que el 'caso cero' coincidía con la muestra tomada a Padieu.
Fuente: ElMundo