El líder del cava registró pérdidas de explotación en su último ejercicio, si bien el beneficio neto fue de 1,99 millones. El contexto económico y el cambio generacional han provocado una reducción de la retribución del consejo y la alta dirección del 24%. Las segundas marcas del grupo Freixenet, Castellblanch, Segura Viudas y René Barbier, han jugado una mala pasada a los resultados del mayor productor español de cava. En su último ejercicio fiscal, cerrado el pasado 30 de abril, Freixenet redujo en un 28% sus ganancias, al registrar un beneficio neto consolidado de 1,99 millones de euros, frente a los 2,77 millones del ejercicio anterior.
A pesar de que la cabecera del grupo, Freixenet, generó un beneficio de 8,4 millones, la compañía entró en pérdidas de explotación, con unos números rojos de 2,25 millones. Un año antes, el beneficio de explotación había ascendido a 6,67 millones. Según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil, Freixenet logró salvar el ejercicio gracias a que contabilizó un resultado financiero de tres millones fruto de un descenso del 60% de los gastos financieros y de una partida de ingresos de 2,9 millones por “participaciones en instrumentos de patrimonio”.
En total, las filiales Castellblanch, René Barbier y Segura Viudas generaron unas pérdidas de siete millones. Por el contrario, Freixenet ya obtiene beneficios en las compañías que ha creado en los últimos años para producir vinos en Ribera del Duero (Valdubón) y Rioja (Solar Viejo). El grupo también gana dinero con las filiales comerciales que tiene en Francia, Reino Unido, Alemania, México, Brasil, Rusia, Italia, Portugal, Australia y Japón. Por el contrario, registra pérdidas en Croacia, Estados Unidos, Argentina, China, Uruguay, Suecia y Suiza.
La facturación de la empresa de la familia Ferrer retrocedió un 9%, hasta 311,86 millones. Esta cifra no incluye algunas de las bodegas que Freixenet tiene en el extranjero, como Yvon Mau (Francia), Henri Abelé (Francia) y Wingara (Australia). Se calcula que en total, la facturación del grupo ronda los 500 millones.
Relevo
Las cuentas del ejercicio cerrado en abril de 2010 son las primeras que están firmadas por los doce primos que integran la tercera generación de la saga familiar, que encabeza Josep Lluís Bonet, presidente del grupo. En enero del pasado año, los cuatro propietarios de la empresa (los hermanos octogenarios Pilar, Carmen, Dolores y José Ferrer Sala) decidieron renunciar a sus puestos en el consejo y dar el relevo a sus hijos, que ya se ocupaban del día a día de la compañía (ver EXPANSIÓN del 2 de febrero de 2010). Los cuatro integran ahora una comisión de experiencia que asesora al consejo.
Este relevo, acompañado del desfavorable contexto económico, se ha traducido en un recorte tanto de las retribuciones del consejo de administración como de los sueldos de la alta dirección del grupo. Así, en el último año los miembros del consejo cobraron 478.890 euros, un 18% menos. Más fuerte fue la bajada de las nóminas de la alta dirección, que disminuyeron un 30%, hasta 368.540 euros.
En total, ambos importes suman 847.430 euros, un 24% menos que en 2009. Hay que tener en cuenta que seis de los miembros de la cúpula directiva se sientan también ahora en el consejo. Freixenet no repartió dividendos el pasado año y destinó todo el beneficio a aumentar las reservas, que ahora alcanzan los 146,86 millones.
Freixenet tiene unas deudas con entidades financieras de 163 millones, de los cuales 54,85 millones son a corto plazo y 108 millones a largo.
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