Google, regreso al futuro

El cambio en la cúpula busca recuperar la simpatía fundacional de la compañía.- China, las redes sociales y los pactos con la industria de los contenidos son algunos de los retos abiertos

¿Por qué una empresa con unas cuentas tan envidiables rompe su triunvirato directivo? Ésta es la pregunta que los medios y analistas están intentando responder tras conocerse los cambios en la cúpula de Google. El fundador Larry Page (38 años) asumirá en tres meses el puesto de consejero delegado de Eric Schmidt (55). Una de las razones que se apuntan es que Google, amo de las búsquedas, debe responder a un competidor cada vez más potente, Facebook, y al fenómeno de la red social. Google ha perdido parte de su cultura empresarial y padece una lenta burocracia en contraste con competidores más ágiles y jóvenes, como Twitter y Facebook, aseguran expertos en The New Yok Times. Un indicio de ello es que, pese a los aumentos de sueldo, no ha podido retener a ingenieros que se han marchado a la competencia, buscando nuevas experiencias.

"Francamente, diez años son muchos para estar al frente de una compañía", ha admitido Eric Schmidt. ¿Pero es solo cansancio o tensiones en el mando lo que ha empujado al cambio? Aunque algunos no descartan que Schmidt prepare una carrera política, otros explican el cambio por algunas discrepancias estratégicas. China ha sido una de ellas... Schmidt era menos partidario de un enfrentamiento por la censura de su buscador que pudiera suponer una seria pérdida de cuota de negocio en un país con un exponencial crecimiento de internautas.

Otro tema disputado ha sido el lanzamiento del sistema operativo Chrome, que va con retraso, para ordenadores portátiles, cuando Google ya tiene Android, sistema operativo para móviles. La empresa ha optado por desarrollar otra plataforma en lugar de ampliar las funciones de Android. Curiosamente, el éxito de este sistema operativo abierto no ha acompañado el del lanzamiento de los propios teléfonos móviles de Google, que intentó romper la fórmula tradicional de comercialización con la venta directa de su producto. Este paso no fue bien visto por otros fabricantes que eran clientes de Android y les incordiaba que el responsable del sistema operativo de sus móviles también quisiera fabricar teléfonos.

En este repaso de motivos, Cnet apunta la necesidad de Google de conseguir un trato amigable con las productoras audiovisuales y de música. Su Google TV ha topado con el bloqueo de las grandes cadenas de televisión que temen que la oferta de la compañía, de una televisión fusionada con Internet, canibalice su modelo de negocio en provecho del buscador. Google también necesita la complicidad de las discográficas para el lanzamiento de un servicio de música. Tampoco la relación con los editores de medios de comunicación es plácida.

Su tamaño gigante da miedo y Google ha perdido parte de la simpatía con que fue recibido su crecimiento que rompía el statu quo del sector. Ahora, su envergadura preocupa y tiene abiertos varios contenciosos. La Unión Europea investiga si manipula los resultados de búsqueda a favor de los enlaces a sus propios servicios y el anuncio de compra de otros servicios llega rápidamente a las autoridades de la competencia.

El relevo se ha presentado como el final de una larga tutoría por parte de Schmidt. El anuncio se ha visto como el de un padre que asiste a la ceremonia de graduación de sus hijos. Schmidt lo ha dicho con una frase un tanto presumida: "no hay necesidad de una supervisión adulta del día a día". Claro que la fortuna de Schmidt con las frases no es su mejor faceta. Hace unos meses, en pleno debate sobre el respeto a la privacidad, un punto llamativamente débil de Facebook, aseguró que la mejor manera que tenía un ciudadano para que algo que había hecho no se supiera en Internet era...no hacerlo.

La duda que algunos manifiestan ante el cambio es clara: Conocemos a Page como un gran ingeniero, ahora falta verlo como gerente. No se trata de volver a los simpáticos orígenes, pero sí de recuperar algunos tonos amigables del período fundacional sin perder su actual, inmensa, potencia en el planeta digital. Un regreso al futuro.

ElPais